Estimados lectores,

Ante todo, aprovecho la oportunidad de esta primera e-newsletter del año para desearles un saludable y feliz 2016.

Como es habitual, este año estará repleto de emocionantes eventos que todos anhelamos. La Exposición Mundial de la FCI tendrá lugar en Moscú y las diferentes exposiciones de sección de la FCI se celebrarán en Bruselas (Exposición de Sección Europea de la FCI), Bogotá (Exposición de Sección Américas y Caribe de la FCI) y Yakarta (Exposición de Sección Asia y Pacífico de la FCI).

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Yves De Clercq
Director Ejecutivo de la FCI
FCI en el mundo (1922-2011)
por Y. De Clercq, Director Ejecutivo de la FCI, 1998-...
Parte 2/7

En 1931, en París, el Barón Houtart dio un excelente discurso que resumía los 10 años de historia de la FCI, ya que fue reconstituida en 1921. Nos parece interesante publicar una parte del mismo.

1931, discurso del Barón Houtart

Tabla Estadística, anexa al acta

Asamblea General anual, 5 de Julio de 1931, París
Anexo II del acta

Informe técnico del Sr Alb. Houtart, Secretario-Tesorero,
sobre el período de 10 años, desde 1921 hasta 1931, y sobre el año fiscal 1930-1931

Caballeros,

Como se ha indicado hace un momento en el informe de nuestro Presidente, el Conde de Lérida, la primera década de la resurgida Fédération Cynologique Internationale de la posguerra llega hoy a su fin. Sin duda es interesante echar una rápida mirada atrás a este período, resumiendo brevemente los acontecimientos.

La Fédération Cynologique Internationale (FCI) fue establecida en su forma original en 1911, como muchos de ustedes recordarán. Yo mismo tuve el honor de ser el secretario de la FCI desde 1912 en adelante, junto al ahora fallecido Dr Kloppert de Hilversum.

En esa época la Fédération cubría los principales países de Europa Occidental. La Cinología Nacional se estableció en el continente en torno a 1880 por entusiastas de perros de caza, tanto expertos como aficionados del deporte, e inicialmente ofrecía una cierta unidad, debido a que reflejaba ampliamente la cinología inglesa. La evolución de esta última hacia un predominio de la cría para la belleza, en detrimento de la cría para el trabajo, una cierta mentalidad mercantil derivada de ello, junto con las restricciones de cuarentena que cerraron las fronteras inglesas a las importaciones, ha provocado que en los países europeos adoptaran una cultura deportiva diferente a la de Inglaterra. Únicamente con acuerdos individuales entre sí, pero sin federación global alguna, han evolucionado en direcciones diferentes. Pronto se encontraron grandes diferencias en sus reglamentos, hasta tal punto que incluso palabras tan comunes como criador, afijo, campeonato o clase abierta correspondían en cada país a realidades muy dispares. La consolidación de razas nacionales específicas de cada región y su empleo en usos propios específicos ha servido para exacerbar esas diferencias.

El rápido desarrollo de los nuevos medios de comunicación ha mostrado pronto las deficiencias de esta situación. Las competiciones internacionales, que se pusieron de moda en todos los deportes y que atraían no sólo a criadores de perros, sino también a propietarios de caballos, pilotos de automóviles, tenistas, futbolistas o jugadores de polo se pusieron difíciles por la idiosincrasia del órgano de gobierno de cada deporte. Era por lo tanto el espíritu de unificación, junto a la necesidad de una disciplina y apoyo mutuo, que habría de guiar a los miembros fundadores de la FCI en 1911.

Esta no fue, sin embargo, una tarea fácil, ya que, aunque cada uno de ellos mostró indudablemente mucha voluntad y cortesía, también fueron guiados por las costumbres, las necesidades nacionales e incluso los prejuicios de viejos clubes y criadores muy arraigados a su rutina. Las reuniones anuales celebradas en París, Ámsterdam, Berlín y Bruselas, sin embargo, revelaron el deseo unánime de unificarse. Con el principio federal, generalmente aceptado, las cosas se fueron desarrollando perfectamente, hasta que el estallido de la guerra en 1914 puso un fin brusco a la primera Fédération.

En el transcurso de 1919 y 1920, cada país hizo balance de sus cinófilos y perros restantes, restauró el orden en su propia casa y pronto comenzó a pensar en sus vecinos. Los acontecimientos han demostrado el poder de la ayuda mutua y del espíritu de cohesión. El 10 de abril de 1921 en París, la Société Centrale de France, representada por el difunto Duque de Lesparre, el Conde Clary y el Conde Jaubert, y la Société Royale Saint-Hubert de Bélgica, representada por el Sr Victor Du Pré y por mí mismo, fundó una nueva Fédération Cynologique Internationale en estas mismas salas donde ahora estamos sentados, con el Conde Clary como su primer Presidente.

Ninguna federación podría haber tenido un punto de partida más modesto que la reunión de dos socios. Las cosas han cambiado mucho desde entonces y ahora tenemos once órganos de gobierno como miembros, que van desde la verde Erín a los Balcanes, una unión de clubes de galgos y el comité general encargado de un libro genealógico internacional dedicado a una raza que se encuentra en todo el continente y que no pertenece a un solo país: el Grifón de muestra de pelo duro.

El hecho es que la nueva Fédération Cynologique Internationale (FCI), desde el primer momento, tenía toda la intención de desarrollar su ámbito. Dejando por el momento la tarea de apaciguar ciertas sensibilidades, la FCI recurrió primero a los órganos de gobierno de los países aliados y neutrales que habían pertenecido a la federación antes de la guerra. La Carta Federal fue redactada de tal forma que no excluía a nadie. En el año del restablecimiento de la FCI, los órganos de gobierno de los Países Bajos, España e Italia se unieron a nuestras filas, seguidos de Suiza en 1922 e Irlanda en 1927. Un poco más tarde, la FCI tuvo el placer de contribuir a la fundación y organización de nuevos órganos, admitidos en calidad de miembros asociados: el Principado de Mónaco en 1928, Yugoslavia en 1929, el Gran Ducado de Luxemburgo en 1930. Era agradable ver como su trabajo se alejaba de las cuestiones puramente administrativas y era cada vez más constructivo.

En 1930, la FCI concluyó un acuerdo temporal con uno de los dos órganos de gobierno en Alemania, un acuerdo no ignorando por completo la existencia del otro. Este modus vivendi se hizo necesario por esta dualidad. La FCI ha confiado a tres delegados la tarea de tratar de cumplir un deseo al que se concede la mayor importancia: el establecimiento de una única representación internacional de la cinología alemana.

Estarán de acuerdo conmigo en que los dos clubes que fundaron la FCI en 1921, proporcionaron a la construcción unos sólidos cimientos. Nada puede probar esto mejor que la siguiente constatación: los primeros estatutos han permanecido en vigor sin ninguna modificación importante en los últimos diez años, a pesar del aumento de los miembros procedentes de todos los rincones de Europa.

Al observar más de cerca estos estatutos, vemos que contienen seis principios rectores: el respeto a la independencia de cada organismo miembro; reconocimiento mutuo del trabajo de cada miembro; la igualdad de derechos y responsabilidades; el deseo de unificar reglamentos, exposiciones y competiciones abiertas a la participación internacional; una disciplina voluntaria aceptada para este fin por decisiones que deben ser tomadas por unanimidad; ayuda mutua en todos los asuntos.

El tiempo ha puesto estos principios a prueba, bajo las sucesivas presidencias anuales del Conde Clary, V. Du Pré, van der Vliet, el Conde de Lérida, Bosisio, Nuscheler, el Conde Jaubert, V. Du Pré, van Lier, todos los aficionados al mundo canino con experiencia en la difícil tarea de la gestión de las organizaciones deportivas; el Sr L. Tabourier y yo nos hemos sentido afortunados de haber estado junto a ellos durante los últimos diez años, gestionando la oficina como secretario y secretario-tesorero.

No sin cierto orgullo, la FCI puede enumerar aquí los resultados prácticos obtenidos en el marco de sus estatutos. Júzguenlos por sí mismos.

Nuestra vitalidad es conocida entre criadores de perros y aficionados gracias al doble campeonato internacional: por un lado, el campeonato para perros de trabajo reservado a los perros de trabajo, para los que las pruebas de trabajo se suelen celebrar en los países miembros federados, es decir, para los perros de caza en gran búsqueda y caza práctica, perros levantadores y cobradores, sabuesos, basset hounds, terriers y teckels que trabajan tanto por encima como por debajo de tierra, perros de pastoreo de ganado (vacas y ovejas), perros de rastro, perros guardianes y perros de guerra (para funciones de comunicaciones, coordinación o ambulancias); y por otro lado, un campeonato internacional de belleza abierto a todas las demás razas.

Los perros se convierten en campeones internacionales (y al hacerlo, reciben un bonito certificado) mediante la obtención de varios “certificats d'aptitude” en las exposiciones o pruebas celebradas un número limitado de veces al año en cada país, bajo el patrocinio de la FCI, y designadas por la órgano de gobierno nacional.

Estos premios se deben obtener en un plazo determinado de tiempo (un año como mínimo) en varios países diferentes y con varios jueces distintos. Sólo los perros de pura raza, registrados en un libro de orígenes reconocido y con méritos excepcionales declarados pueden recibir este tipo de premios. Esto significa básicamente que no encontrarán campeones internacionales por las calles. Adjuntas al acta de la reunión de hoy (Anexo VI) encontrarán estadísticas que muestran que, en los últimos diez años, tan sólo dieciocho perros han sido galardonados con el título de campeón internacional de belleza...

1932, Florencia, primer congreso cinológico internacional
1932, Florencia, el Duque de Aosta en la Asamblea General de la FCI